En estas semanas que llevamos de confinamiento en casa por la crisis del coronavirus muchas personas cuentan que sueñan mucho más que antes, recuerdan el sueño, cuando antes tenían sensación de no haber soñado, incluso es normal que se den sueños raros, extraños, insólitos.
La ciencia nos confirma que madrugar es malo para la salud. Existe el dicho de que “a quien madruga Dios le ayuda”, sin embargo no siempre es así y la ciencia nos lo ha confirmado.
Un reciente estudio realizado por investigadores de la universidad de Westminster (Reino Unido) asegura que madrugar puede ser perjudicial para nuestra salud. El estudio se realizó con 42 voluntarios, todos descansaban las mismas horas cada noche, se les tomaron muestras de saliva 8 veces al día, la primera nada más levantarse, con esto se llegó a la conclusión de que más de la mitad de estas personas, que se levantaban antes de las 7,20 de la mañana, tenían un alto nivel de cortisol, la hormona del estrésCon este estudio de investigación se ha confirmado que las personas que madrugan en exceso tienen más posibilidades de sufrir migrañas, dolores de cabeza, dolores musculares, ira e incluso ansiedad, se resfriaban con mayor facilidad, mostraban mal humor a lo largo del día y acababan la jornada con menos energía, en general mostraban un sistema inmunitario más débil e incluso ansiedad. En consecuencia su salud estaba en detrimento.
No por mucho madrugar amanece más temprano…!!!
En si no se trata de la cantidad de horas que dormimos, se pueden dormir las mismas horas pero si se madruga se es más propenso a padecer de las dolencias que afectan a la salud.
No todo lo descubierto en la investigación es negativo, para los que se despiertan antes de las 7 de la mañana cuentan con la ventaja de que tienen una mayor capacidad de concentración pudiendo estar pendientes de varios temas a la vez sin perder rendimiento, también disfrutan de unas relaciones sociales de más calidad.
Así mismo a los menos madrugadores se les detecta un talante más amigable y relajado, lo que favorecía sus relaciones sociales, con familia, amigos y entorno más próximo, a las personas que se despertaban más temprano les costaba mucho más mantener relaciones con otras personas.
Con estos datos queda desmentido el mito de que “a quién madruga, Dios le ayuda”, parece ser que madrugar en exceso no favorece a la salud tanto como nuestros progenitores nos han repetido hasta la saciedad y nosotros seguramente nos resistíamos a creerlo pensando que “no por mucho madrugar amanece más temprano”.
Tenemos estudios científicos que se han puesto de parte de Dios y otros en contra. Cada cual que se observe y estudie su caso, sin duda, como en todo existen excepciones que desmontan muchos tópicos. Existen personas que aseguran que por la noche desarrollan mejor su creatividad, de hecho en la actualidad existe un gran aumento de actividades nocturnas. Esto sin duda dará fe a la afirmación de Ricardo Urgell, fundador del Grupo Pacha, que decía ….“la noche es más verdad que el día”.
Septiembre es el mes por excelencia del “síndrome posvacacional”, no obstante también en el mes de Julio muchas personas disfrutan de vacaciones estivales. Cada año a final de esta etapa se produce un aumento de casos. El regreso de vacaciones está demostrado que puede provocar alteraciones tanto físicas como psíquicas: dolores musculares, sensación de apatía, irritabilidad, dificultad para concebir el sueño, cansancio, tristeza, alergias, afecciones respiratorias, oftalmológicas, ansiedad, depresión, disminución del rendimiento, palpitaciones, sudoración.
No se considera en si una enfermedad, más bien un proceso adaptativo a la vida laboral y a la rutina tras un período de largas vacaciones.
La capacidad de adaptación a nuevos horarios, obligaciones, rutinas de cada persona es un factor muy importante, no todo el mundo tiene el mismo grado de adaptación…
El síndrome posvacacional se manifiesta sobre todo en personas menores de 45 años y suele durar unos 10/15 días, aunque en muchos casos en 2/3 días se supera. En caso de que los síntomas se prolonguen en el tiempo es conveniente consultar al médico. Además del poder de adaptación de cada individuo interviene también el entorno laboral, la responsabilidad, la inexperiencia, etc.…. La forma de afrontar de cada persona supone una vuelta ilusionante o una autentico suplicio.
En sociedades donde el trabajo es considerado como algo propio del ser humano y enriquecedor, el síndrome posvacacional no existe. Tomar el trabajo como una actitud negativa, obligada y sacrificada, es la causa principal de este desarreglo, que en algunos casos llega a ser preocupante.
Es necesario llevar a la práctica una serie de pautas para poder hacerle frente o llegar a evitarlo.
– Es recomendable comenzar de forma gradual la vuelta a las rutinas, unos días antes reajustar poco a poco nuevos horarios de comidas y sueño de forma relajada.
– Comenzar las actividades de forma gradual, si puede ser volver unos días antes de acabar el periodo de vacaciones y disfrutar todavía de lo que quede de verano con salidas de ocio.
– Programar visitas con familiares y amigos e intercambiar vivencias del período vacacional.
– – El deporte ayuda también a generar estado de bienestar y apartar de nuestra mente sentimientos negativos.
– – Proponeros mantener una actitud positiva y alegre, esto ayuda enormemente.
No nos olvidemos que este síndrome posvacacional lo pueden sufrir también los niños. Tras la vuelta al colegio pueden padecer sentimientos de angustia y ansiedad por la vuelta a la rutina y la separación de sus padres. Necesitan que les prestemos una atención en este período, dedicándoles más tiempo y estimulándoles con pensamientos positivos, sin llegar a ser sobre protectores con ellos.
El “sindrome posvacacional depende de nuestra satisfacción con la vida, está en nosotros ponerle una solución”.